martes, febrero 26, 2008

La locura algebraica

EL NOBEL VISITA MADRID

John Nash denuncia el 'estigma' de la enfermedad mental

  • El Nobel de Matemáticas, que padeció esquizofrenia, confía en acabar con el rechazo

ROSA M. TRISTÁN

MADRID.- John Fobres Nash, el matemático y premio Nobel de Economía (1994) cuya vida se paseó por las pantallas de cine con el filme 'Una mente maravillosa', es un ferviente creyente en el progreso científico: "Los avances de la ciencia ayudarán a disminuir el estigma de las enfermedades mentales, como ya ocurrió con otros males, como las úlceras de estómago, que se pensaban que eran psicosomáticas y luego se descubrió que era una bacteria que se trata con antibióticos".

Nash, a sus 80 años, sabe bien de qué habla. Su privilegiada mente le permitió elaborar complejas teorías de juegos matemáticos de estrategia que aún hoy siguen vigentes, pero durante dos décadas estuvo gravemente afectada por la esquizofrenia.

Fue en la década de los cincuenta cuando comenzó a tener delirios sobre supuestas conspiraciones y mensajes cifrados; el investigador veía espías que le seguían por todos los lados y se creía víctima de criptocomunistas, hasta el punto que llegó a pedir asilo político en Europea.

Como ha declarado en algunas ocasiones, gracias "al paso del tiempo" logró salir de ese agujero negro que le atrapó en pleno vuelo de su carrera académica.

Ayer, Nash estuvo en Madrid de la mano de la Fundación Juan José López-Ibor, que le ha fichado como jurado del Premio Internacional con el que la institución quiere reconocer el trabajo de personalidades y entidades a favor de las personas con trastornos mentales.

Teorías del juego

Luciendo su corbata de graduado de la Universidad de Princeton, el matemático norteamericano, de aspecto frágil y voz muy suave, aseguraba en un encuentro con la prensa que, pese a su avanzada edad, aún continúa dando conferencias por todo el mundo. Así, declaró, va siguiendo "de cerca" los nuevos experimentos que otros colegas, más jóvenes, aplican a sus teorías sobre juegos de cooperación, de las que tanto provecho han sacado economistas y políticos en los últimos 50 años.

Quizá por ello, ayer, no eludió contestar a cuestiones políticas. Entre ellas, la posible aplicación de sus estrategias en la campaña electoral de su país, en concreto sobre el duelo entre los demócratas Barak Obama y Hillary Clinton, inmersos en una batalla dentro de su mismo partido. "Yo les aconsejaría que se paren y vean que enfrente hay otro rival, McCain, que es quien saldrá ganando si siguen así", argumentó.

Russell Crowe en un fotograma de la película 'Una mente maravillosa' (Foto. Universal Estudios)
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Russell Crowe en un fotograma de la película 'Una mente maravillosa' (Foto. Universal Estudios)

"Cuando cada uno busca sus propios intereses sin contar con el otro, la pérdida de todos puede ser superior y, tal vez, sea más rentable cooperar", les aconsejó. "Tampoco es imposible que lleguen a un acuerdo y se repartan la presidencia y la vicepresidencia", comentaba.

«Es cierto que las teorías del juego han influido mucho en la economía y que, en el fondo, lo que hacen los políticos es administrar el dinero de los ciudadanos; y también es cierto que se usan en psiquiatría», aseguraba el investigador.

No mencionó que, además, sus trabajos fueron fundamentales durante la Guerra Fría en la lucha de equilibrios que mantuvo en vilo al planeta, ni que también lo son en el campo de la Biología, donde las recompensas de los juegos se interpretan como adaptaciones y donde se aplica la llamada estrategia evolutiva estable, uno de los equilibrios explicados por Nash.

Sobre la película dirigida en 2001 por Ron Howard, y protagonizada por Russell Crowe, asegura que "no es una biografía". "Tiene muchos errores y licencias, incluso en los lugares de rodaje; por ejemplo, no se rodó en Princeton, que es donde yo estudié, aunque sí aparece un edificio como si fuera Princeton", se queja. Sin embargo, reconoce que "lo positivo fue que supo llamar la atención sobre la esquizofrenia en todo el mundo", un problema que nunca ha escondido.

"En el mundo de las matemáticas, hay personas que precisan tratamiento psiquiátrico, sobre todo los que se dedican a la lógica matemática. En el campo de la aplicación práctica racional no hay tantas", declaraba.

Ya hace dos años, en el Congreso Centenario Juan J. López Ibor celebrado en Madrid, el matemático declaraba que "hasta los académicos pueden ser ilógicos e irracionales". Explicaba que "los pensamientos de un esquizofrénico pueden ser una vía de escape cuando se vive en una situación de estrés, hasta el punto de que lleguen a gobernar la mente de la persona".

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