domingo, octubre 28, 2007
viernes, octubre 26, 2007
miércoles, octubre 24, 2007
Juicio de la Casa Pita
El fiscal pide un año de cárcel para el ex alcalde por vaciar la Casa Pita
Manuel Lagares, varios ediles y funcionarios municipales están acusados de un supuesto delito contra el patrimonio histórico al eliminar elementos protegidos de un inmueble.
- MARTA VILLAR.BETANZOS Tras diez años de instrucción, demoras, archivos, reaperturas y aplazamientos, hoy se abre el juicio oral contra el ex alcalde de Betanzos, Manuel Lagares; así como varios concejales, ex ediles y funcionarios municipales, acusados de un supuesto delito contra el patrimonio histórico al autorizar en 1997 una licencia que supuso la demolición de elementos protegidos del interior de la Casa Pita, un edificio de estilo ecléctico historicista que fue construido hace 101 años. Los acusados prestarán declaración hoy en el Juzgado de lo Penal número 3 de A Coruña.
El fiscal solicita un año de prisión y siete de inhabilitación especial para el desempeño de un empleo o cargo público para el ex regidor brigantino; su hermano y actual concejal Antonio Lagares; los ediles Francisco Díaz y José Ramón Díaz; así como los ex concejales Asunción Sánchez y Antonio Carro; además del secretario municipal, el interventor y el aparejador. En esta causa están personadas tres acusaciones particulares: la Xunta; el Partido Popular brigantino y dos vecinos; y una empresa.
Los hechos se remontan al año 1997, cuando la comisión de Gobierno, a propuesta del entonces edil de Urbanismo Antonio Lagares, concedió a la empresa Urbanizaciones Betanzos una licencia de obras para rehabilitar y añadir una planta a la Casa Pita, catalogada con nivel de protección estructural 3 y con interés arquitectónico de primer grado. En lugar de rehabilitar se demolió el interior del inmueble y se perdieron piezas que estaban catalogadas específicamente como elementos a conservar, entre ellas las escaleras y el vestíbulo.
El arquitecto de la delegación de la Consellería de Cultura, tras la denuncia de dos particulares, comprobó que se demolió todo el interior del inmueble y entonces la Xunta ordenó la paralización de las actuaciones pero el Concello no contestó, así que notificó los hechos a la Audiencia Provincial, cuyo fiscal presentó denuncia en el Juzgado de Betanzos y se abrieron diligencias.
El ex primer edil Manuel Lagares siempre ha manifestado que la imputación de este supuesto delito se debía a una "persecución política del PP". Lagares también ha manifestado que la licencia de obras se concedió porque existían informes técnicos favorables.
El ex regidor apuntó también que el propio secretario municipal afirmó en un escrito de febrero de 1997 que los servicios técnicos habían emitido un informe "en sentido favorable" por lo que no veía "inconveniente legal" para otorgar "la oportuna licencia".
Publicado por fmg en 4:22 a. m. 0 comentarios
Etiquetas: Casa Pita
viernes, octubre 19, 2007
jueves, octubre 18, 2007
Atapuerca
Eudald Carbonell: "En cien años podríamos perder a la mitad de la especie"
17.10.07 | 21:17. Archivado en Cultura
Periodista Digital-. Hace 30 años un ingeniero excavaba en las inmediaciones de la sima de los huesos en Atapuerca en busca de mandíbulas de osos para un estudio que realizaba. Cuál sería su sorpresa al hallar entre los restos desenterrados mandíbulas y dientes humanos. Salía a la luz uno de los yacimientos prehistóricos más importantes del mundo. En Periodista Digital Televisión hablamos con uno de sus directores, Eudald Carbonell. Para este arqueólogo, antropólogo y paleontólogo, no podemos aprender nada de nuestros ancestros sino sabemos qué hacer queremos como especie sapiens en el futuro.
Sino sabemos que quiere hacer nuestra especie en el planeta, no sirve de nada estudiar el pasado. El pasado tiene que leerse a la luz de las necesidades futuras del planeta. Eudald Carbonell considera que nuestra especie no se puede considerar plenamente humana. Defiende que estamos inmersos en un proceso que no sólo funciona por la selección natural sino también por la selección cultural.
El azar ha dado paso a la lógica en el funcionamiento del planeta.
Este investigador explica que hasta que la conciencia de especie rija el devenir del planeta no alcanzaremos la cota de “seres humanos”.
Es muy difícil pensar que tenemos conciencia de especie cuando en el planeta mueren cada años 30 millones de niños de hambre.
LA EXTINCIÓN DEL HOMBRE
El co-director de Atapuerca explica tres hipótesis sobre la situación del hombre como especie. Por un lado están los que defienden que estamos en vía de extinción; otros afirman que no pasa nada.
Yo soy de los que defiendo que dentro de entre 50 y 100 años perderemos a la mitad de la especie.
SOCIEDAD DEL PENSAMIENTO
Eudald afirmó en una ocasión que “Darwin dejó de creer porque empezó a pensar". Eso mismo es el proceso que este antropólogo defiende. Un camino hacia una sociedad más allá del conocimiento, una sociedad del pensamiento.
La religión ha servido a diferentes grupos para vender algo que no es conocimiento sino intuición. Pero percibo, cada vez más, que en occidente hay muchas personas agnósticas o ateas.
Dice no tener fe en el ser humano porque es algo intangible y que no se puede demostrar empíricamente.
Tengo esperanza que se construye sobre algo tangible como la voluntad, la ilusión y el conocimiento.
17.10.07 | 21:17. Archivado en Cultura
Periodista Digital-. Hace 30 años un ingeniero excavaba en las inmediaciones de la sima de los huesos en Atapuerca en busca de mandíbulas de osos para un estudio que realizaba. Cuál sería su sorpresa al hallar entre los restos desenterrados mandíbulas y dientes humanos. Salía a la luz uno de los yacimientos prehistóricos más importantes del mundo. En Periodista Digital Televisión hablamos con uno de sus directores, Eudald Carbonell. Para este arqueólogo, antropólogo y paleontólogo, no podemos aprender nada de nuestros ancestros sino sabemos qué hacer queremos como especie sapiens en el futuro.
Sino sabemos que quiere hacer nuestra especie en el planeta, no sirve de nada estudiar el pasado. El pasado tiene que leerse a la luz de las necesidades futuras del planeta. Eudald Carbonell considera que nuestra especie no se puede considerar plenamente humana. Defiende que estamos inmersos en un proceso que no sólo funciona por la selección natural sino también por la selección cultural.
El azar ha dado paso a la lógica en el funcionamiento del planeta.
Este investigador explica que hasta que la conciencia de especie rija el devenir del planeta no alcanzaremos la cota de “seres humanos”.
Es muy difícil pensar que tenemos conciencia de especie cuando en el planeta mueren cada años 30 millones de niños de hambre.
LA EXTINCIÓN DEL HOMBRE
El co-director de Atapuerca explica tres hipótesis sobre la situación del hombre como especie. Por un lado están los que defienden que estamos en vía de extinción; otros afirman que no pasa nada.
Yo soy de los que defiendo que dentro de entre 50 y 100 años perderemos a la mitad de la especie.
SOCIEDAD DEL PENSAMIENTO
Eudald afirmó en una ocasión que “Darwin dejó de creer porque empezó a pensar". Eso mismo es el proceso que este antropólogo defiende. Un camino hacia una sociedad más allá del conocimiento, una sociedad del pensamiento.
La religión ha servido a diferentes grupos para vender algo que no es conocimiento sino intuición. Pero percibo, cada vez más, que en occidente hay muchas personas agnósticas o ateas.
Dice no tener fe en el ser humano porque es algo intangible y que no se puede demostrar empíricamente.
Tengo esperanza que se construye sobre algo tangible como la voluntad, la ilusión y el conocimiento.
Publicado por fmg en 8:48 a. m. 0 comentarios
domingo, octubre 14, 2007
jueves, octubre 11, 2007
martes, octubre 09, 2007
lunes, octubre 08, 2007
El carnicero de la Cabaña. El Che
LA REVOLUCIÓN
La leyenda que aún dispara
Por Nuria Labari
«Soy el Che y valgo más vivo que muerto». Éstas fueron las palabras con que Ernesto Che Guevara (Rosario, Argentina, 1928) amenazó a sus captores un día antes de ser fusilado en La Higuera (Bolivia), el 9 de octubre de 1967. Aquel guerrillero acorralado no podía imaginar entonces que su muerte lo convertiría en leyenda. Menos aún que la industria capitalista iba a ser la encargada de hacer de la leyenda, mito.
Un año después de su ejecución, los estudiantes europeos ya levantaban su imagen en banderas y estandartes en sus manifestaciones; su imagen se imprimía por millones y el icono del Che resultaba rentable en todo el globo. Su odio contra el imperialismo se reciclaría en simpáticas camisetas para lucir en las High School norteamericanas y su visión ecuménica de la Revolución quedaría arrinconada por la utilización que hizo Fidel Castro de su figura como héroe oficial del régimen cubano.
No se trata de la única paradoja en la vida del revolucionario más admirado de la Historia. El Che fue un niño débil y muy delicado, enfermo de asma desde los tres años, que en lugar de ir al colegio se quedó en casa con su madre, quien sería su tutora durante toda la primaria. Cuando ingresó en la Universidad (1947), el que aún fuera Ernesto Guevara, carecía de interés por la política. De hecho, al comenzar sus célebres viajes de juventud por América Latina, más que un revolucionario, Ernesto era un guaperas desorientado cuya máxima era la seducción de mujeres hermosas, y no tanto.
Pero las escapadas que fueran la válvula de escape de un estudiante de medicina del montón, se convirtieron en un máster en realidad social de América Latina para un justiciero vocacional. Las tribus indígenas del norte de Argentina (1949) fueron el aperitivo que precedió al periplo por el continente (Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Miami) a lomos de su Norton 500 en el 51, fetiche máximo después de la película 'Diarios de motocicleta'. Sus notas de entonces no dejan lugar a dudas sobre sus inclinaciones: «Ya siento mis narices dilatadas, saboreando el acre olor a pólvora y de sangre, de muerte enemiga».
En el 53 aterriza en México y flirtea por primera vez con la revolución y con su nueva amante Hilda Gadea, una marxista de ascendencia indígena que le presentaría al revolucionario Nico López y éste después a Fidel Castro. Tras el 'golpe de Estado' de la CIA en 1954, el Che se incorpora a la resistencia mexicana.
Es en un rancho de Jalisco donde se convierte en un profesional de la guerra de guerrillas gracias a un curso impartido por el coronel Alberto Bayo. Los dones naturales que había demostrado como cabecilla en aquella 'granja-escuela' con explosivos de verdad, aparcaron el beneficio de la duda cuando, en 1956, se convirtió en uno de los 12 supervivientes del desembarco del 'Granma' en Cuba. Era ya uno de los líderes destinados a derrocar al dictador Batista.
Y de ahí a la Historia. Como hombre de confianza de Castro dirigió la batalla de Santa Clara, que oficializó el triunfo de la Revolución. Se inaugura entonces su etapa de hombre político y, con el poder en la mano, uno de sus períodos más oscuros. Como director de la cárcel de La Cabaña en La Habana (1959) es el responsable de los varios centenares de ejecuciones —menores de edad incluidos— que tuvieron lugar aquel año en el penal. Los que aún le apodan como 'el carnicero de la Cabaña' aseguran que disfrutaba del oficio de verdugo, aunque la mayoría de sus biógrafos insisten en que es preciso contextualizar aquellos actos en la situación del momento.
En todo caso, al Che Cuba le quedaba pequeña y a los 36 años abandonaría a su mujer, a sus cinco hijos, su cargo de ministro y su grado de comandante para liderar a una revolución continental que no podía esperarlo más. En sus arengas dejó bien claro que matar era una disciplina revolucionaria cuyo mejor motor era el odio. Más concretamente «el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así: un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal».
De sobra sabía el Che que, igual que mataba, podría morir por sus ideas en cualquier momento. Y ese momento llegó en 1967, en Bolivia, atrapado por 'rangers' bolivianos entrenados por EEUU. «¡Serénese y apunte bien! ¡Va usted a matar a un hombre!», fue su última frase. Y el verdugo debió temblar en el último momento porque, si algo quedó claro después de aquel disparo es que ¡El Che Vive!
Un año después de su ejecución, los estudiantes europeos ya levantaban su imagen en banderas y estandartes en sus manifestaciones; su imagen se imprimía por millones y el icono del Che resultaba rentable en todo el globo. Su odio contra el imperialismo se reciclaría en simpáticas camisetas para lucir en las High School norteamericanas y su visión ecuménica de la Revolución quedaría arrinconada por la utilización que hizo Fidel Castro de su figura como héroe oficial del régimen cubano.
No se trata de la única paradoja en la vida del revolucionario más admirado de la Historia. El Che fue un niño débil y muy delicado, enfermo de asma desde los tres años, que en lugar de ir al colegio se quedó en casa con su madre, quien sería su tutora durante toda la primaria. Cuando ingresó en la Universidad (1947), el que aún fuera Ernesto Guevara, carecía de interés por la política. De hecho, al comenzar sus célebres viajes de juventud por América Latina, más que un revolucionario, Ernesto era un guaperas desorientado cuya máxima era la seducción de mujeres hermosas, y no tanto.
Pero las escapadas que fueran la válvula de escape de un estudiante de medicina del montón, se convirtieron en un máster en realidad social de América Latina para un justiciero vocacional. Las tribus indígenas del norte de Argentina (1949) fueron el aperitivo que precedió al periplo por el continente (Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Miami) a lomos de su Norton 500 en el 51, fetiche máximo después de la película 'Diarios de motocicleta'. Sus notas de entonces no dejan lugar a dudas sobre sus inclinaciones: «Ya siento mis narices dilatadas, saboreando el acre olor a pólvora y de sangre, de muerte enemiga».
En el 53 aterriza en México y flirtea por primera vez con la revolución y con su nueva amante Hilda Gadea, una marxista de ascendencia indígena que le presentaría al revolucionario Nico López y éste después a Fidel Castro. Tras el 'golpe de Estado' de la CIA en 1954, el Che se incorpora a la resistencia mexicana.
Es en un rancho de Jalisco donde se convierte en un profesional de la guerra de guerrillas gracias a un curso impartido por el coronel Alberto Bayo. Los dones naturales que había demostrado como cabecilla en aquella 'granja-escuela' con explosivos de verdad, aparcaron el beneficio de la duda cuando, en 1956, se convirtió en uno de los 12 supervivientes del desembarco del 'Granma' en Cuba. Era ya uno de los líderes destinados a derrocar al dictador Batista.
Y de ahí a la Historia. Como hombre de confianza de Castro dirigió la batalla de Santa Clara, que oficializó el triunfo de la Revolución. Se inaugura entonces su etapa de hombre político y, con el poder en la mano, uno de sus períodos más oscuros. Como director de la cárcel de La Cabaña en La Habana (1959) es el responsable de los varios centenares de ejecuciones —menores de edad incluidos— que tuvieron lugar aquel año en el penal. Los que aún le apodan como 'el carnicero de la Cabaña' aseguran que disfrutaba del oficio de verdugo, aunque la mayoría de sus biógrafos insisten en que es preciso contextualizar aquellos actos en la situación del momento.
En todo caso, al Che Cuba le quedaba pequeña y a los 36 años abandonaría a su mujer, a sus cinco hijos, su cargo de ministro y su grado de comandante para liderar a una revolución continental que no podía esperarlo más. En sus arengas dejó bien claro que matar era una disciplina revolucionaria cuyo mejor motor era el odio. Más concretamente «el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así: un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal».
De sobra sabía el Che que, igual que mataba, podría morir por sus ideas en cualquier momento. Y ese momento llegó en 1967, en Bolivia, atrapado por 'rangers' bolivianos entrenados por EEUU. «¡Serénese y apunte bien! ¡Va usted a matar a un hombre!», fue su última frase. Y el verdugo debió temblar en el último momento porque, si algo quedó claro después de aquel disparo es que ¡El Che Vive!
Publicado por fmg en 9:47 p. m. 3 comentarios
Etiquetas: Política
viernes, octubre 05, 2007
miércoles, octubre 03, 2007
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